Los siete peligros capitales de la pareja
1º Comenzar a vivir juntos
Buscar una casa o compartir la propia con tu pareja, comunicárselo a la familia y a los amigos, organizar el reparto de las tareas domésticas, sincronizar horarios.; llegó la hora de irse a vivir juntos. Éste suele ser un momento ilusionante, pero eso no quiere decir que esté libre de conflictos.
Para José Antonio Ríos González, psicólogo y terapeuta de familia y de pareja, y profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid, 'el inicio de la convivencia lleva inevitablemente a plantearse cuestiones aparentemente insignificantes pero que, a la larga, si no se dejan claras, pueden acarrear consecuencias no deseadas'.
Para evitarlas, lo principal, a su juicio, es asumir que se va a pasar del sentimiento de independencia que se había tenido hasta entonces, a otro de dependencia, que conlleva necesariamente la formación de la pareja, 'y eso debe afrontarse con serenidad y sabiendo que no puede evitarse'.
Ahora bien, eso no significa tener 'una dependencia infantilizante, es decir, que nos haga dejar de ser nosotros mismos, sino una adulta, pues nadie es totalmente independiente. Y esto, incluso, puede reforzarnos como individuos', añade José Antonio Ríos. Además, para evitar futuros problemas recomienda establecer, mediante el diálogo y el acuerdo, unas normas mínimas de convivencia al inicio de la vida en común.
Buscar una casa o compartir la propia con tu pareja, comunicárselo a la familia y a los amigos, organizar el reparto de las tareas domésticas, sincronizar horarios.; llegó la hora de irse a vivir juntos. Éste suele ser un momento ilusionante, pero eso no quiere decir que esté libre de conflictos.
Para José Antonio Ríos González, psicólogo y terapeuta de familia y de pareja, y profesor emérito de la Universidad Complutense de Madrid, 'el inicio de la convivencia lleva inevitablemente a plantearse cuestiones aparentemente insignificantes pero que, a la larga, si no se dejan claras, pueden acarrear consecuencias no deseadas'.
Para evitarlas, lo principal, a su juicio, es asumir que se va a pasar del sentimiento de independencia que se había tenido hasta entonces, a otro de dependencia, que conlleva necesariamente la formación de la pareja, 'y eso debe afrontarse con serenidad y sabiendo que no puede evitarse'.
Ahora bien, eso no significa tener 'una dependencia infantilizante, es decir, que nos haga dejar de ser nosotros mismos, sino una adulta, pues nadie es totalmente independiente. Y esto, incluso, puede reforzarnos como individuos', añade José Antonio Ríos. Además, para evitar futuros problemas recomienda establecer, mediante el diálogo y el acuerdo, unas normas mínimas de convivencia al inicio de la vida en común.